32.- Emily Dickinson, norteamericana Massachusetts 1830- 1886
Como si el mar se retirara
y mostrara un mar más lejano;
y ese, otro aún más lejano;
y el tercero no fuera
sino la conjetura
de series de mares
no visitados por las costas;
y estos mismos,
el borde de otros mares.
Esto es la eternidad.
Emily Dickinson
(2)
Morí por la Belleza
— mas apenas
Ajustada en la Tumba
Cuando Uno que murió por la Verdad, yacía
En una Habitación contigua —
Me preguntó amable
«Por qué había fallecido»
«Por la Belleza», le contesté
—
«Y yo — por la Verdad —
son Una sola cosa
—
Hermanos somos», dijo
—
Y así, cual los Parientes, que se encuentran de Noche
—
Hablamos de una a otra Habitación —
Hasta que el Musgo nos llegó a los labios —
Y cubrió — nuestros nombres —
Poemas. Emily Dickinson
(3)
Dios dio un pan a cada pájaro,
pero solo una migaja a mí.
No me atrevo a comerla,
aunque perezca.
Tenerla, tocarla,
es mi doloroso placer.
Confirmar la hazaña que hizo mío el pedacito.
Demasiado feliz, en mi suerte de gorrión,
para codicia mayor.
Puede haber hambruna en torno mío
que yo no perderé una miguita siquiera.
¡Tan espléndida mi mesa resplandece!
¡Tan hermoso mi granero se muestra!
Me pregunto cómo se sentirán los ricos,
los maharajás, los condes.
Yo creo
que, con solo una migaja,
soy soberana de todos ellos.
El viento comenzó a mecer la hierba.
Emily Dickinson
1. La eternidad como una sucesión de mares inacabables superpuestos uno a otro para siempre.
2. Todos morimos por la Belleza, por la Verdad (Y por el Bien). Son hermanas que se identifican y platican al anochecer por eso nos sellará los labios el musgo para que no agreguemos nada más.
3.- Una migaja del amor de Dios resplandece espléndida en mi mesa y hace hermoso y rico mi granero y me hace ser soberana sobre todos los que se creen ricos y no lo son porque no saben lo que yo sé ni se han dado cuenta de que todos tenemos esa migaja del amor de Dios.
Más de Emily Dickinson
Si puedo evitar que un corazón se rompa
no habré vivido en vano
si puedo aliviar una vida de dolor
o entibiar una pena
o ayudar a un petirrojo caído
devolviéndolo a su nido
no habré vivido en vano.
Emily
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