29- De la paz al dolor y del dolor a la paz
Todo
está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.
Todo está bien: la frente que me
espera,
el azul con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la
bandera.
Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.
Bien está que se viva y que se muera.
El Sol, la Luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.
Eduardo Carranza, colombiano,
1913-1985
DOLOR
Reseña de ÁLVARO EDUARDO ARANGO OROZCO:
Estos
sí que son Poetas, merecedores de mayúsculas. Sus imágenes materiales,
naturales, simples cumplen su cometido. Llevan a la ensoñación dinámica, al
sentir poético, al sentimiento que sugieren: el dolor que jamás es bien
cumplido.
Y
sin embargo, no menos sorprendente es el final del soneto de González Martínez,
mas vi la Tierra en paz, en paz la altura, etc., después de la duda y la
tragedia que expresa en este verso dramático: que dudo si este aliento de
agonía/ es vida aún o muerte alucinada.
En este caos primigenio está ya el orden redentor y sanador. Hay poesía trágica y dolida en la verticalidad de la caída, unos pocos la expresan, pero este miedo del abismo sin fondo, comienza a agitar el impulso de subir de nuevo. En la noche de la Poesía ya vislumbramos los repuntes de alas. Los jóvenes vuelven a los viejos poetas que estimulan el vuelo, y les crecen las alas, gracias a profesores y maestros en Poesía.
La
juventud protesta y comienza a subir de nuevo. El ideal ha vuelto. Me maravillo
de la cantidad de Poesía que nos vamos topando en las canciones no comerciales,
juveniles, en los poemas de la juventud que se forma en los talleres
literarios. La Poesía está de regreso con sus sueños oníricos en verticalidad
ascendente. En fin, la necesidad crea el órgano. El Cielo se puebla de nuevo.
Las estrellas comienzan a iluminar la noche. Venus anuncia el ascenso del
sol.
He aquí un buen ejemplo:
EL COLEGIO
Si el colegio enseña, ¿Por qué mi abuela dice que soy
un ignorante?
Tal vez porque el colegio me enseñó a olvidar mi vida.
Todo el día resuelvo ecuaciones trigonométricas, ¿para
qué?
Si nunca voy a obtener la raíz cuadrada de mi vida:
Tu.
Practico gramática elemental, ¿y de qué me sirve
Si mi vida se volvió un error ortográfico desde que no
estás?
¿Por qué si en física dos polos se atraen,
Nuestros mundos se separan?
Aprendí inglés, y se me olvidó el lenguaje de nuestro
amor.
En anatomía conocí todas las partes de mi cuerpo,
Y jamás supe qué había en tu corazón.
Si hablo de religión, ¿Qué puedo decir?
Un Dios que me abandonó,
Y dio ejemplo para que hicieras lo mismo.
En sociales, dibujé mapas, montañas, cordilleras,
Y jamás supe cuál era la capital de tu cuerpo.
La ética nunca me enseñó lo que con vos aprendí:
Amar a las personas.
La música me encantó,
Pero la música de tus palabras
La cambié por el ruido de la soledad.
Nuestra historia pasó a la prehistoria
Cuando olvidé en qué fecha era nuestro aniversario.
La picota de tu ausencia me encerró,
Cuando rompí las leyes de la constitución política
De nuestra relación.
No me he graduado aún,
Pero lo único que he aprendido es
Que con vos, ya perdí el año
Bryan Mauricio Botero.
17 años, décimo grado. “A dos Manos”, antología de escritos de los
estudiantes de la Institución Educativa Benjamín Herrera, de Medellín. Medio
Popular.
Una pequeña anécdota: En el Taller de Poesía, de Jaime Jaramillo, en la Biblioteca Pública Piloto, de Medellín, tuve la fortuna de conocer a la hija de Eduardo Carranza, MARÍA MERCEDES CARRANZA. Ella, también, gran poeta y directora de la Casa Silva de Poesía, en Bogotá. Te recomiendo su Poesía. Su suicidio, como el de José Asunción Silva, fue muy lamentado.
gracias ÁLVARO
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