26.- Rubén Darío, nicaragüense eterno

 



SONATINA
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
 
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
 
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
 
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
 
—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
 
 ****** 

XIV

MARCHA TRIUNFAL

¡Ya viene el cortejo!

¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,

la espada se anuncia con vivo reflejo;

ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,

los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas

la gloria solemne de los estandartes,

llevados por manos robustas de heroicos atletas.

Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,

los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,

los cascos que hieren la tierra

y los timbaleros,

que el paso acompasan con ritmos marciales.

¡Tal pasan los fieros guerreros

debajo los arcos triunfales!

Los claros clarines de pronto levantan sus sones,

su canto sonoro,

su cálido coro,

que envuelve en su trueno de oro

la augusta soberbia de los pabellones.

Él dice la lucha, la herida venganza,

las ásperas crines,

los rudos penachos, la pica, la lanza,

la sangre que riega de heroicos carmines

la tierra;

de negros mastines

que azuza la muerte, que rige la guerra.

Los áureos sonidos

anuncian el advenimiento

triunfal de la Gloria;

dejando el picacho que guarda sus nidos,

tendiendo sus alas enormes al viento,

los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!

Ya pasa el cortejo.

Señala el abuelo los héroes al niño.

Ved cómo la barba del viejo

los bucles de oro circunda de armiño.

Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,

y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;

y la más hermosa sonríe

al más fiero de los vencedores.

¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera

honor al herido y honor a los fieles

soldados que muerte encontraron por mano extranjera!

¡Clarines! ¡Laureles!

Los nobles espadas de tiempos gloriosos,

desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros

—las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos,

hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros—.

Las trompas guerreras resuenan:

de voces los aires se llenan...

—A aquellas antiguas espadas,

a aquellos ilustres aceros,

que encaman las glorias pasadas...

Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,

y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros,

al que ama la insignia del suelo materno,

al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,

los soles del rojo verano,

las nieves y vientos del gélido invierno,

la noche, la escarcha

y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,

¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal!...

Comentarios

  1. Porque la princesa está triste, en un vaso olvidado se desmaya una flor. Sólo podrá superar su tristeza con el beso del caballero ideal que vendrá de muy lejos a encenderle el alma con un un beso de amor...
    Luego viene la marcha triunfal del patriotismo que en los pasados siglos se creyó asociado a las guerras que podían tener algo heroísmo y amor.... Pronto vendría el desencanto universal con el horror de las Guerras Mundiales asesinas.

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  2. Rubén Dario nos invita a todos en este mes a "saludar a los lirios con los versos de mayo" ¿Qué versos hallará o creará en este mes de mayo?

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  3. No sólo la princesa que está triste., sino también todo poeta
    quisiera quiere ser golondrina, o mariposa,
    tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
    ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
    saludar a los lirios con los versos de mayo
    o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

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  4. Fijarse bien en el ritmo YÁMBICO -/- -/- -/- de Ya viene el cortejo Ya se oyen los claros clarines, la espada se anuncia con vivo reflejo;

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  5. Respuestas
    1. Este saludo de un amigo demuestra que todo lector puede hacer comentarios.

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