9.- Luis G. Urbina, mexicano (1864-1934)
Es diáfano el crepúsculo parece
de joyante cristal. Abre
en el cielo
su ágata luminosa, y es un
velo
en que el azul del lago
desfallece.
En ámbares cloróticos
decrece
la luz del sol, y ya en el
terciopelo
de la penumbra, como flor
de hielo,
una pálida estrella se
estremece.
Mientras las aves
lentamente giran,
la sombra avanza que los
oros merma,
y entre la cual las
púrpuras expiran.
Yo dejo que mi espíritu se
aduerma,
y me pongo a soñar en que
me miran
tus ojos tristes de
esmeralda enferma.
LA BALADA DE LA VUELTA DEL JUGLAR
A Rubén Campos
Afuera, sonaba el mar...
ANTÍFONA
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MADRIGAL EFUSIVO
Déjame amar tus claros ojos. Tienen
lejanías sin fin, de mar y cielo,
y sus fulgores apacibles vienen
hasta mi corazón como un consuelo.
Deja que con tus ojos, se iluminen
mis viejas sombras y se vuelvan flores;
deja que con tus ojos se fascinen,
como aves de leyenda, mis dolores.
Que vea en ellos astros errabundos,
que en ellos sueñe inexplorados mundos
que en ellos bañe mi melancolía...
Son tristes, luminosos y profundos,
como puestas de sol, amada mía...
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METAMORFOSIS
Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve, que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en la agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.
La personificación o prosopopeya (del griego πρόσωπον 'rostro' y ποιέω 'hacer') es un tipo de metáfora ontológica y una figura de estilo que consiste en atribuir propiedades humanas a un animal o a un objeto (sea concreto o abstracto), al cual se hace hablar, actuar o reaccionar como una persona. Cfr. Wikipedia.
Vean la riqueza de las metáforas: El crepúsculo abre en el cielo su ágata luminosa. Es un velo que el lago azul desfallece. En el terciopelo de la penumbra, como flor de hielo, una pálida estrella se estremece. Y me pongo a soñar en que me miran tus ojos tristes de esmeralda enferma... etc.
Vean como el poeta se pone a platicar con el dolor que ya no es el mismo de su juventud. Cómo lo personifica y se pone ¡A llorar con él!
La antífona consiste en una melodía
generalmente corta y sencilla, de estilo silábico, utilizada como estribillo que
se canta antes y después de los versículos de un cántico, himno
o salmo, normalmente en latín, en varios servicios religiosos del Oficio y
de la Misa, como las Vísperas.
En esta antífona, el poeta ruega por a su amada inspirarle un amor que sacie su sed hambre de hacer el bien; es decir, de amar con la misma piedad y ternura que siente por ella.
ResponderEliminarEn los madrigales que se refieren a amar los ojos claros de la amada así como besar sus manos de lirio y de nieve se esconde el misterio de un suspiro.... Aquí este poeta pisa los difíciles linderos en que lo bello puede resbalarse hacia el despeñadero de lo cursi.... Pero no resbala.
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